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Pediculosis, ¿cómo evitar contagio y propagación?

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¿Qué son los piojos?

Son insectos diminutos que se alimentan de sangre y aunque no tienen alas ni caminan por el piso, pueden desplazarse hasta 23 cm en un minuto. Los piojos depositan sus huevos en el pelo de un huésped y tienen un proceso de incubación de aproximadamente un semana. Entre todos los mamíferos existen más de sesenta clases de piojos y el humano es el único que tiene tres tipos: 

Capilares: son lo más comunes y se encuentran en el cuero cabelludo.

Corporales: suelen afectar a personas que no pueden bañarse o lavar ropa frecuentemente, se mueven sobre la piel para alimentarse. 

Púbicos: aparecen en la piel y vellos de la zona púbica, suelen contagiarse por contacto sexual.

Los capilares son los más comunes, y suelen afectar directamente a los niños, especialmente si no se toman las precauciones correspondientes cuando estos comparten con sus pares durante las vacaciones y posteriormente sus clases. Debemos recordar que estos insectos aman la humedad y por sobre todo el calor. 

Contacto y síntomas

Uno de los mitos más conocidos es que se transmiten por falta de higiene, pero es mucho más probable que los piojos y las liendres se contagien a través del contacto y la proximidad, sin importar los hábitos de aseo personal que tengas. 

Los adultos pueden prevenir el contagio de estos insectos al evitar el contacto entre cabezas, el no compartir prendas y tampoco accesorios. Sin embargo, estas precauciones son mucho más difíciles de tomar entre los niños. Por más que busquemos protegerlos, no podemos tenerlos en una burbuja y que no compartan con sus amigos y compañeros, es por eso que a tu hijo debes explicar y pedir que:

No acerque su cabeza a la de sus compañeros, sin importar si están jugando, en clase o compartiendo en vacaciones.

No preste ni pidan prestada la ropa y/o accesorios que se ocupan cerca del cabello (sombreros, bufandas, abrigos, peines, cepillos y hasta auriculares)

La picazón intensa y el cosquilleo por movimiento del cabello son los síntomas más comunes de la pediculosis. Los piojos adultos son visibles y tienen el tamaño de una semilla de sésamo, mientras que sus huevos se pueden confundir con la caspa y estos son más difíciles de detectar, ya que se adhieren a la nuca al momento de estar en incubación y no pueden quitarse fácilmente con un cepillo. 

Si sientes o ves alguno de estos signos debes comenzar un tratamiento de inmediato para no seguir con la propagación.

¿Qué medidas tomar?

Tener liendres no necesariamente significa tener piojos, ya que algunos huevos se encuentran vacíos. Sin embargo, es importante tratarlos para evitar cualquier posibilidad de aparición. El aseo diario y mantener el cabello recogido son medidas de prevención básicas en esta época.

Existen productos de venta libre con fórmulas que repelen o acaban con estos insectos, de igual manera existen productos naturales pero en estos dos casos no se ha comprobado científicamente la eficacia y seguridad, por eso es importante tomar medidas preventivas. 

En caso de que haya alguien infectado en tu familia o alguien muy cercano, debes considerar a todos en el tratamiento, ya que al estar en contacto es muy probable que se contagien dentro del hogar. Es importante desinfectar peines y cepillos, además de revisar la cabeza diariamente.  

Si el champú de venta libre que compraste no terminó con ellos, es importante visitar al médico para que te indique un champú más fuerte y bajo receta. Lo mismo en caso de que se hayan generado ronchas o heridas en la piel por rascarse mucho. Si estás embarazada no utilices cualquier champú hasta que lo hayas consultado con tu especialista. 

Al tomar estas medidas y al ser más precavidos podemos evitar considerablemente el contagio y los malos ratos que esto puede traer para tus hijos, familia y cercanos.