Alimentos y calor: combinación peligrosa
Durante los meses de verano son muchas más las actividades que realizamos al aire libre. Solemos consumir alimentos en lugares que no son los indicados o acceder a comidas que no han estado debidamente refrigeradas. Estas condiciones aumentan las probabilidades de que los alimentos se descompongan debido a la proliferación de bacterias por el calor, o la contaminación cruzada que una superficie puede generar en contacto con la comida.
Agentes externos para tener en cuenta.
Cuando nos encontramos con una condición como la anteriormente nombrada, se genera una especia de campo de cultivo para patógenos como la Salmonella o el Escherichia Coli. Así que ya sabes, si vas a salir de paseo te recomendamos tener especial cuidado con el traslado y la conservación de alimentos. Lleva siempre termos, coolers o recipientes aislantes y prefiere alimentos que tengan una mayor resistencia al calor.
¡Prepara tu organismo!
Ya revisamos algunas medidas externas que puedes tener en consideración, pero también puedes prepararte por dentro para defenderte de mejor manera de posibles intoxicaciones o enfermedades. ¿Cómo hacerlo? ¡Con los probióticos!
Cuando tenemos una flora bacteriana fuerte y bien nutrida, evitamos que las bacterias se adhieran a la mucosa del estómago o el intestino. Por lo tanto, es recomendable consumir probióticos en cápsulas, polvo u otro formato como parte de la rutina diaria de cuidados.
Como no siempre es posible controlar todos los factores que llevan a una intoxicación y a la consiguiente y muy molesta deshidratación, este tipo de productos ayudan a una recuperación más rápida de la flora bacteriana dañada, y eso implica que el período post intoxicación es menos molesto y más corto.